domingo, 24 de abril de 2011

La noche está triste, los taxis ponen el cartel de ocupado cuando le ven pasar, las farolas parpadean y acaban apagandose y hacen que la oscuridad se apodere de sus ojos. Da lo mismo, acto seguido las lágrimas hacen acto de presencia e igualmente no sabe a donde llevar sus pasos. Es tan grande la tristeza de su interior que la noche también llora, con fuerza. Tiene capucha, pero no se la pone, deja que la lluvia se mezcle con sus lágrimas y que el pelo se le empape. El iPod suena a todo volumen: "...Como cada día voy tan acelerado
que este mundo ya no parece tan divertido..." Y mientras, él sigue caminando sin rumbo, chorreando a mares y destrozando sus nudillos contra las paredes. "...Y para ser sincero estoy tan acojonado que tu imagen se desvanece..." Llega un parque y se sienta en un columpio, como los niños. De pronto se siente mucho más pequeño de lo que ya és, pero es esa ilusión de niño la que le hace olvidarse por un momento de todo; mas David Otero está empeñado en amargarle la existencia: "...Cada segundo es como un año inmenso. ¿Cómo decirte lo que estoy sintiendo si no se puede estar cerca de ti...?" 
Está empapado, sigue el mismo camino sin rumbo, cuando estás mal parece que todo a tu alrededor quiere recordarte lo infeliz que eres; de pronto, un graffiti: 
Experience the warmth before you grow old.

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