lunes, 7 de marzo de 2011

Fiera

Ha tenido que ser hoy el día que rompimos las cadenas, el día que, por horas el cisne abrió sus alas y se mostró al mundo tal y como es.
 Esta es la historia del adulto de dieciséis años, el patito feo que nunca tuvo lugar en su entorno, aquella persona que cometió cientas de locuras, que bailó bajo la mas peligrosa de las tormentas eléctricas, con riesgo a que un rayo le cayese encima. Cuantos sueños, cuantas aspiraciones, cuantas ganas de vivir rebosan en su corazón.
Algunas veces, mientras está dormido, su almohada le aconseja y le dice cosas como:
“Bajemos de la nube, siendo realistas no tiene ningún sentido, de aquí a allí nuestro rumbo habrá cambiado, no vamos a pasarnos todo este tiempo dormidos para luego despertarnos como si todo ese tiempo no hubiese pasado, porque pasará.”
Dan ganas, ¿verdad? Dormirse para despertarse cuando nos plazca, que el tiempo pase y nosotros no lo echemos de menos,  ¿eso es vivir? Y una mierda. Pero benditas sus ganas.
"Me voy, me voy porque este sitio esta lleno de noches sin arte, de abrazos vacíos, de mundos aparte, de hielo en los ojos, de miedo a encontrarse, de huecos, de rotos, de ganas de odiarse. Ya lo llevo sintiendo me quedo sin aire. La estrella ha caído, se muere, se parte.
Solo es un infierno sostenido por el miedo a equivocarnos."
Es lo que canta Jorge Ruiz en "Por el miedo a equivocarnos"
Si, él tambien tiene miedo a equivocarse.

No hay comentarios:

Publicar un comentario